Comments

domingo, 23 de enero de 2011

Una de payasos

Posted by at 12:25 Read our previous post

Inauguro nueva sección que mucha gente me ha pedido. A todos nos ha pasado alguna vez algo digno de ser contado en el autobús, el tren... o cualquier otro medio de transporte colectivo. Por descontado, excluyo de este supuesto a los poseedores de jet privado y de limusina con chófer que sé que me leen (un saludo, y sin acritud. Qué envidia sana me dais!) Pues este espacio está dedicado a esas pequeñas anécdotas, en mi caso bastante numerosas, ya que no tengo dinero para lo cara que se está poniendo la gasolina (o sus impuestos) y paso de prostituirme.

Comienzo con una que me ocurrió ayer.

Me dirigía a la otra punta de mi querida ciudad a realizar el programa radiofónico que nadie puede perderse los sábados por la mañana... excepto si no le llegan las débiles ondas de nuestra radio o el streaming vuelve a irse de fin de semana y nuestros amigos no ilicitanos se quedan sin servicio (No problem, we have podcast too)

Suelo coger el bus de las 11.15, pero se me pasó la hora descabezando conejitos en mi habitación y cuando llegué a la parada del bus, según el panel que indica los minutos restantes, quedaban más de 10 minutos. Esperé pacientemente con Extremoduro sonando en mis oídos (no estoy loca, se llama MP3... bueno, MP4), tras los que se sucedió Lenny Kravitz; y por fin llegó el bus.

Me senté por el final (explicar esto siempre es importante en una anécdota de autobús), donde se sitúan los cuatro asientos enfrentados dos a dos, de espaldas a la puerta de entrada, y Matt me regaló su voz desde mis auriculares cantándome Futurism.

En la siguiente parada se subió lo que podía haber sido mi anécdota del día: una horda de niños (con sus madres) que parecían dirigirse a jugar un partido de algo que no me quedó muy claro lo que era. Algunos creo que baloncesto; otros, algo con porterías que no era fútbol, pero que se chutaba el balón, probablemente fútbol sala o, por qué no, waterpolo (que no sé, yo he jugado con patadas también) Lo que sí sé es que hablaban tan alto, TAN ALTO, que no puedo concretar lo que mi MP3 (o era MP4?) me ofrecía con su algoritmo de reproducción aleatoría. Sus voces atravesaban mis tímpanos clavándose. Y cómo no, si estaban sentados a mi alrededor?

Cuando llevaba la mitad del camino, unos 8 minutos, se bajaron y suspiré aliviada. Gesto que supongo que repitieron el resto de usuarios del autobús, pero que aseguro que hizo una señora que tenía enfrente. De hecho, cruzamos esa mirada que llamo "no te conozco, pero sé que piensas como yo" o NTCPSQPCY para "abreviar" (si lo hicieron los de Carrefour, yo también puedo)

El autobús siguió su camino dejando atrás el infierno, e hizo sus reglamentarias paradas. La señora de la NTCPSQPCY abandonó el autobús y digamos que me quedé sola en mi parte del autobús.

Y aquí llega la parte que consiguió que me olvidara del fútbol sala (o del waterpolo), de la señora de la NTCPSQPCY y de que llegaba un poco justa de tiempo.

Dos paradas antes de mi destino, al parar el bus, sube una chica. Se sienta atrás del todo. Le sucede un chico... con el pelo azul. Al principio no me extraña, es un bonito color para el pelo. Pero me di cuenta de que era una peluca de lana. Eso SÍ que me extrañó. Pero mi extrañeza creció cuando tras él se sucedieron tres más. Y su punto máximo fue cuando se sentaron (uno enfrente de mí) y vi que eran payasos. PAYASOS!!!

Yo he ido dando mucho la nota por la calle con el grupo de voluntariado, sobre todo cuando vamos por la calle regalando abrazos... pero esto me superó, y de qué manera!

Yo intentaba contener una sonrisa (sin demasiado éxito) mientras el payaso que tenía enfrente se comportaba con cómica "normalidad", como si la cosa no fuera con él. Estaba flipando por momentos, y entre la letra de Su culo es miel de Extremoduro me pareció escuchar algo de que se dirigían a Palmerales (el barrio, palmerales por aquí tenemos unos cuantos)

Por desgracia, o suerte para mi cordura, mi viaje llegó a su fin y me dirigí como cada sábado al estudio... pero quizá con otra percepción de mi entorno.

Aquí concluye la primera anécdota que os ofrezco, espero que no la última (seguro que ahora aparece el capullo de Murphy a joderme el invento)

Paz, caóticos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

© The Origin Of Chaos is powered by Blogger - Template designed by Stramaxon - Best SEO Template